Psicología Positiva: Felicidad

El trabajo de Martin Seligman en Psicología Positiva nace gracias a su intensa preocupación por la depresión, tras 25 años de trabajo con esta patología, comenzó a cuestionarse por qué algunas personas optaban por ser felices. Cansado de trabajar desde las debilidades de las personas, va surgiendo la psicoterapia positiva que funciona como una «estrategia de amortiguación», donde el foco del tratamiento se basa en trabajar desde las fortalezas de las personas a la vez que se busca aumentar las emociones positivas. Comprendió que las habilidades para disminuir la infelicidad no son las mismas que esas habilidades que nos permiten ser feliz y comprometernos. Al contrario de la creencia popular de que el dinero o una prestigiosa carrera nos asegura la alegría, el secreto en realidad radica en la calidad de los vínculos emocionales que compartimos con los demás.

La teoría de felicidad que Seligman maneja nos plantea que un primer acercamiento a la felicidad es la  vida placentera, la cual está relacionada con las emociones positivas. Se refiere al bienestar nacido por el disfrute de cosas superficiales y efímeras como un buen almuerzo, una noche de sexo, ir al cine. Es inmediata, hedonista, y se mantiene por unos breves momentos. Puede funcionar como una droga donde obtenemos una satisfacción en pocos minutos pero luego sobreviene la desilusión. Seligman recomienda utilizar métodos para disfrutar mejor de estos placeres, como el hecho de compartirlos con los demás, recordarlos, describirlos. Si bien debemos de disfrutar de estas pequeñas delicias, tenemos que tener en cuenta que con este nivel no es suficiente, hay capas más profundas que debemos develar para poder alcanzar un estado de alegría pleno.  Si siempre estamos tomando atajos fáciles para obtener el disfrute vamos descuidando otros aspectos importantes como lo es el desarrollo personal.

Un nivel intermedio de felicidad es el de la buena vida, podría ser comparado con lo que Aristóteles denomibaba eudaimonia. Este nivel es el dejarse llevar por una actividad que realmente disfrutamos hacer y en la cual sentimos que somos excelentes. Teniendo en claro cuáles son nuestros talentos podemos compenetrarnos en una actividad, donde parecerá que el tiempo se detiene al estar absortos en lo que hacemos. Es aprender a armonizar con nuestras habilidades y aplicarlas en cada aspecto de nuestra vida siempre y cuando sea posible.

El nivel más importante de todos y al que podríamos llamar verdadera felicidad es el de la vida con sentido. Es un estado de felicidad que podemos mantener a lo largo del tiempo y se basa en formar parte de algo más grande que nosotros mismos, ser altruista, brindar nuestras virtudes para formar parte de una gran causa. Nuestra vida va adquiriendo valor relacionandonos con el mundo que nos rodea, sentimos la saisfacción del proceso en el cual estamos inmersos y no solamente nos concentramos en los resultados.

Para ser felices es importante que nos demos el permiso de serlo y una manera de acercarnos a la felicidad es siendo optimistas. El optimismo es un hábito que puede ser aprendido, mediante en trabajo en nosotros mismos gracias a la psicoterapia. El verdadero optimista no es ingenuo, entiende la realidad de un sentimiento o una situación negativa, pero en lugar de quejarse hace algo al respecto. Gracias al autoconocimiento podemos descubrir las razones inconcientes que nos toman por sorpresa y nos hacen actuar de maneras que no logramos comprender del todo, debemos descubrirnos a nosotros mismos y hacer algo con ese conocimiento. Debemos aprender a cuestionar lo irracional de los pensamientos negativos, los cuales tienden a exagerar la realidad, y se van creando por ideas infundadas surgidas en algún momento de nuestra vida, inspiradas quizás por una situación dolorosa.

Entre las técnicas que existen para pensar de un modo más positivo, encontramos que es necesario que hagamos un cambio de perspectiva. No podemos ser rígidos en nuestros pensamientos, desechemos la mentalidad «todo o nada», aprendamos a ver la complejidad de cada situación, potenciemos lo bueno y entendamos que cada una encierra un aprendizaje que puede sernos muy útil a lo largo de la vida, a pesar de que todavía no podamos comprenderlo. No hay que centrarse siempre en lo malo, disfrutemos de las pequeñas alegrías que nos rodean y hagamos oídos sordos a las críticas que los demás a veces utilizan en nuestra contra. No exageremos las dimensiones de un problema ni caigamos en la trampa de menospreciar lo que podemos hacer para enfrentarlo. Debemos ser responsables de nuestra felicidad, si bien los factores externos pueden ejercer una importante influencia en nuestro estado de ánimo, aprendamos a estar bien con nosotros en nuestro mundo interno.

La felicidad es un proceso más que una búsqueda, es un camino que debemos transitar con paciencia y amor, un descubrimiento de cada día. Conocernos a nosotros nos permitirá ser concientes de las herramientas que ya poseemos para seguir adelante y de lo que carecemos, descubriremos cuáles son nuestros puntos fuertes y cómo podemos hacer que la experiencia de vivir se convierta en algo placentero, como debe ser.

27077699/098165994

Lic. en Psicología Mariana Alvez marianaalvezg@gmail.com

Únete a la conversación

10 comentarios

  1. hay buenos puntos que lo unico que digo que la persona que es negativa le resultara ser dificil concebir la felicidad, pero recuerden que no deben perder ese deseo poco a poco iran dejando de ser negativos y sin darse cuenta ya se sentiran conectados con ustedes mismos, no tengan miedo asufrir eso es parte de la vida y eso es lo que hace que sean humanos pero claro hay que aprender de las enseñanzas crudas que nos encontramos. muy bueno el articulo.

Dejar un comentario